Con los niños vale la pena invertir en experiencias.
Conocer nuevos lugares con todo lo que esto implica tiene muchísimos beneficios para los niños. Las cosas nuevas son emocionantes al principio, generan una felicidad intensa pero efímera, y lo podemos ver cuando es Navidad y los niños aman sus juguetes los primeros días, pero después las cosas dejan de tener el mismo interés. Con un viaje eso no pasa, el interés se mantiene de principio a fin, con sus altas y bajas, pero cada día hay una nueva aventura, un reto que conquistar, un lugar nuevo que conocer y algo diferente para comer. Estas experiencias son las que realmente te van marcando como persona, pues las experiencias son las que se quedan contigo.
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